jueves, 25 de junio de 2015

PARA LUCÍA



Somos de generaciones diferentes.
Quizá nunca entiendas la mía,
pero la verdad, te miro,
y temo que no comprendas la tuya.

Por esta vez hazme caso,
sabes que nunca te mentiría.
Vivimos en un país de mierda
donde mandan gobiernos de burguesía.

Y tú ahí, tan pequeña,
que no comprendes ni por qué es de día,
vas a tener que entender la lucha
mucho antes de lo que te gustaría.

Quiero quitarte los miedos,
evitarte las caídas,
pero sabes, me conoces,
los años y daños me han hecho realista.

Hoy voy a serte sincera:
no voy a ayudarte en nada.
Quiero que caigas tú sola
y te levantes agotada.

Quiero que seas tuya,
que no tengas etiquetas,
que tengas tus propios gustos
sin miedo a lo que otros piensan.

Siente, siente, siente y siente.
Nunca te prives de nada.
Desabrígate los botones en la lluvia
que ya el resfriado vendrá mañana.

No voy a darte consejos
ni quiero ser egoísta.
Pero a mí no me sirvió nadie
dándome lecciones de vida.

Puedo enseñarte a pintarte los labios de rojo,
a tragarte el llanto por orgullo,
a querer con el alma sin que se note
y a que no podrás evitar enamorarte de algún capullo.

Pensándolo mejor no quiero quitarte miedos
ni evitarte las caídas.
Quiero estar presente en ellas,
ver como te recompones y caminas.

Somos de generaciones diferentes
y tú nunca vas a entender la mía.
Solo espero que la tuya
siga haciendo poesía.

                                   Cristina López.





miércoles, 24 de junio de 2015

PARA NO VIAJAR A "NUNCA JAMÁS"



No sé cómo cubriste mis vendas con tus manos
ni sé cómo te gustó verme sin ellas.
Las razones para marcharte eran muchas
pero decidiste quedarte y deshacer las maletas.

El sonido del despertador me ponía nerviosa
así que cambiaste las horas por abrazos,
la soledad por mariposas azules,
y el aburrimiento por tu prosa.

Yo
que lloraba versos enteros hasta terminar poemas.
Yo
que soy fruto de los consejos que nunca me dejaron entera.

Esa misma a la que acunaban despacio
porque la fragilidad la podía romper
abrió unas pequeñas alas un día
que le permitían levantar el vuelo para no volver.

Para no volver jamás.
Jamás.

"Jamás" es una palabra rara
que no me gusta emplear.
Es sinónimo de "nunca",
y cuando decimos "nunca"
no es para nunca jamás.

Y jamás quiero un "nunca" contigo
y nunca un "jamás" ser por ti.
Cambiar el "nunca" por tu nuca
y el "jamás" por tu jardín.


                           Cristina López.

martes, 23 de junio de 2015

MI PUNTO "G"


Todas las mentiras que te puedan contar
resultarán más fáciles de creer que su vida.
Nadie se apiadaba de ella
cuando la veían llorando por las esquinas.

Es una flor de primavera
a la que han intentado mil veces dejar marchita.
Hoy más que nunca necesita un abrazo,
acurrucarse en su cama y que le rasquen la barriga.

A estas alturas está cansada.
Ha entrado en un bucle de sentimientos,
ha agotado el tiempo de espera,
y aun así sigue viva.

Dejó de quererse por salvar amores
que nunca hubiesen dado por ella la vida.
Solía desmaquillarse llorando de noche
para volver a pintarse los ojos de día.

Es fuerte.
Puede que aparente tener menos fuerza
que letras en su nombre,
pero es la persona más valiente que he conocido.

Quiero salvarte de los próximos daños,
pero no puedo.
Solo sé descolgar el móvil y oírte llorando
mientras trato de buscar la frase que te limpie el llanto.

No olvides nunca que para ti tienes que ser la primera,
que nadie jamás podrá negarte la primavera.
Seguirás cumpliendo años,
mientras yo seguiré limpiándote el corazón de daños.

O intentándolo...

                                                            
                                                              Cristina López.


lunes, 22 de junio de 2015

PALABRAS SUELTAS QUE PUEDES NECESITAR UNIR.


Salitre.
Tu olor envuelto
en papel de cocina.

Cortesía.
Ayunar para comerte
buscándote entre la gente.

Verte.
Contemplar la vida 
sabiendo qué es la muerte.

Comerte.
Abrazarte muy fuerte
hasta quedarme sin voz.

Amor.
Alejarme de una historia
por orgullo y sin valor.

Calor.
En la arena de la playa
hace más frío sin ti.

Dormir.
Solo si sueño contigo
y despiertas junto a mí.

Feliz.
Esta es de todas las palabras
la más difícil de definir.

Fingir.
Que las historias son pasado
y no tienes ganas de huir.

Fluir.
El agua y el aceite no se juntan
pero saben correr a la par.

Armar.
La escopeta y el valor,
el coraje y la pistola.

Sola.
Escucharte a ti mismo
entre millones de personas.

                                            Cristina López.




viernes, 19 de junio de 2015

TE CONOZCO


Tus manías se han convertido
en enciclopedias para mí.

Las conozco
como un juez debe conocer el código penal.
Las conozco
como un amante conoce los lunares del pecado capital.

Las conozco
más de lo que debería y menos de lo que te pueda gustar.
Las conozco
como desconozco la razón que te trajo a este lugar.

Eres el libro más rápido que he leído
y, sin embargo, el que no llego a terminar.
Eres musa incontrolable, impredecible.
Eres la reina a la que solo me gusta mirar.

Observo tus pasos por el pasillo,
cada día eres más elegante.
Cuánto has crecido dentro de mi alma
desde la última vez que me miraste.

Extrañaré tu bandera en mis costillas
el día que te marches por la puerta.
No quiero quedarme sola contando tus manías
mientras ahorro dinero para el billete de vuelta.

Creo que en realidad tus manías
son agujas clavadas en mí.
Ahora te regalo las mías
para que nazcan margaritas en tu jardín.


                                                     Cristina López.

martes, 16 de junio de 2015

UNO + UNO = UNO



Se encontraron en mar de nadie.
Decidieron embarcarse
y no hallaron más testigos
que el sol, la luna y el aire.

Vagabundos capitales
encontraron en su isla,
y decidieron quedarse
abrazados en la orilla.

Solo que no era una isla
sino una ciudad sin mar.
Solo que no era una orilla
sino una terraza sin ventanal.

Así perdieron el tino,
los trataban como a locos,
y nunca decían SIEMPRE
porque SIEMPRE dura poco.

Cañas mal tiradas,
poesía en la pared.
Caminaban siempre ciegos,
ni pasaporte,
ni carnet.

Se acostaron una noche
e incitaron al placer.
Se convirtieron en uno
y nadie les volvió a ver...

                                                  Cristina López.

CINCO LETRAS



Nos pasamos la vida entendiendo nuestro cuerpo,
adornando nuestras entrañas para que no parezcan tan feas.

Y un día, creyendo de llegar al punto de conocerte,
llega una persona que te da la vuelta.
Que se mete en tus manos
que te conoce mas que tú y no te has dado ni cuenta.

Caes en razón de que la vida no valió la pena antes de él
y si valió la pena fue para tener historias que contarle.
Porque quieres contarle todo,
tu mierda y tu poesía, tus hallazgos y tus muertes.

Quieres que te resucite y te llame para otra cita,
quieres que te convierta en su flor y que nunca te marchite.
Despacio, él también se desnuda
y te mete en su alma como si fuera la tuya.

Despacio también, dejan de ser la suma de dos.
La confianza toca en la puerta y ya no importa que te vea desnuda.
Olvidas que tenías una rutina lejos de esa persona
y te compras relojes nuevos para cambiarte las horas.

La hora de comer también es mas larga.
Vemos películas de comedia, y así, me olvido del drama.
Pasan los meses y ya no cuentas los días
porque el mejor invento es el momento como unidad de medida.

Hemos estrellado aviones con la mente en nuestros viajes,
perdido las identificaciones dos días antes de volar.
Hemos aprendido a volar sin haber comprado los billetes,
pero jamás nos quedamos en tierra porque nos entre el miedo a viajar.

Ya he terminado dos calendarios enteros en los que pone tu nombre
y sigo con las mismas cinco letras por la mitad del tercero.
Mi nombre tiene más letras y no sé como no te has cansado,
sobretodo de ver como en este tiempo mi pelo ha crecido y menguado.

Los ratos de bar nos conocen, nos han hecho compañeros.
Si quieres hoy puedo contarte tus más íntimos secretos,
puedo describirte tus monstruos o hacer un mapa de tu cuerpo,
mientras tú sabrías curarme las enfermedades a besos.

                                                                     Cristina López.




PRIMAVERA



Abril nos trajo esperanzas.
Nos dio Barcelona y cafeína.
Nos quitó la ropa y nos puso el sol encima.
Arropó el silencio, y luego...

Luego nos quitó una hora,
nos impuso la rutina.

Ahora que junio se asoma
déjalo entrar en la cocina.

                                                   Cristina López.

HOY ME CONVIERTO EN PESTAÑA


Los ojos son espejos.
Son retratos.
Son océanos.

Los ojos son de quien los mira.
De quien los busca.
De quien los evita.

Los ojos nos reflejan.
Nos delatan.
Nos engañan.

Los ojos son almendras.
Son un tango.
Son arañas.

Los ojos son leones.
Son platos.
Son ventanas.

Fijas tu mirada en mí
como si no me percatara,
y no sabes que cuando miras
todo en el mundo se para.

Sueño que vivo en tus ojos,
que dilato tu pupila,
que dentro con ella bailo
pero sin hacerle daño.

Tus párpados cierran de noche
pero yo no quiero dormirme.
Quiero quedarme en tus ojos,
que me rasques y me mimes.

Lloras.
Salgo disparada hasta tu boca
y allí duermo,
en tu labio inferior que me tapa.

Bajo por tu barbilla cuando amanece.
Ya casi no me queda aliento,
pero recaigo en tu boca,
suspiro y allí me quedo.

Tus ojos me están mirando,
me piden que te acompaña,
que me quede toda la vida, y te prometo,
que hoy me convierto en pestaña.

                                                               Cristina López.

SIN TÍTULO APARENTE



No sé si seguirás teniendo en tu mesa de noche la armónica que nunca me devolviste.
No sé si todavía guardas los audios con mi voz de fondo de todas las melodías que compusiste.
Que caros me salieron aquellos cuatro besos...

Pero no voy a mentirte,
más bien voy a ser todo lo sincera que tú nunca fuiste,
y voy a confesarte que las baldosas frías de tu casa
no tenían nada que ver con lo feliz que me hacías.

Quizás tu guitarra era más culpable de esa felicidad que tus besos,
y hoy que han pasado dos veranos y medio puedo decirte desde aquí
que la palabra "amor" no te definía ni de lejos.

Sin embargo, nos divertimos bastante aquellos meses de sol y música en la azotea,
de perderme hasta tu casa cuando comenzaba el día
y no volver a pisar la mía hasta que tropezábamos con la noche
y me acompañabas hasta mi puerta.

No eramos ni siquiera nuestros propios ideales,
pero nos encantaba disparar a la guitarra un par de letras sueltas al día
mientras nos convertíamos en amigos confundidos
que se acabaron dando abrigo entre besos y alguna batalla de combatiente herido.

No sé cómo acabé imponiéndote mi estabilidad,
ni sé como terminaste desestabilizando la mía,
pero cogiste como rutina llamarme después de las tres
y yo me acostumbré a oír tu voz mientras todavía comías.

Lo confirmo: no era amor.
Mira que te busqué en diccionarios pero nada te definía.
Ni siquiera aquel papel que escribimos borrachos
ni la foto en la que salíamos abrazados en la esquina.

Lo confirmo: era extraño.
Aprendí que decir "amor" no tiene ningún parecido con eso de querer a ratos,
y mientras tú seguías dibujando ratones y creciendo a plazos
a mi no me quedaba nada en mi cuenta corriente excepto mis pasos,
que gasté uno a uno por tu pasillo
mientras me dejaba la armónica en tu cama junto con algunos recuerdos olvidados.

                                                                                             Cristina López.











INFIEL





Yo era una tía del montón,
de verso no medido y poca sabiduría.
De las que se entregan de noche
pero salen corriendo de día.

Mi desorden me ordenaba.
Solo me entendía yo.
Una mezcla de niñez y tequila
que contigo tropezó.

Llegaste como una bomba,
destructiva, sin temporizador.
No tuve tiempo a refugiarme
cuando ya me habías quitado el pantalón.

Tu trabajo, tus tres hijos, tu casa,
tu historia, tu piel, tu cama.
No me ocultabas tu vida, y yo,
cada días más culpable de sentirme enamorada.

Tu tranquilidad te delataba:
no era la primera vez.
Entonces yo pensaba tranquila:
"imposible que nos pillen haciéndolo en este hotel".

Lo peor de todo: me sentía bien.
Me fui alejando del miedo
y cada vez estaba más convencida
de que la culpa de todo la tenía su mujer.

Nunca había sido tan mala.
Tampoco tan buena en la cama.
Si me sentía mal por algo era por mí:
lo compartía, me escondía y se ocultaba.

Y llegó el número cuatro.
Tonta de mí por haberte amado.
El amor prometido en sexo no era mío
y ahora solo me queda tu "adiós" amargo. 

De mi puerta salió corriendo al hospital,
pues el cuarto ya estaba en camino.
Y así acabó nuestra historia.
Y así terminó conmigo.

Desperté de este sueño tan raro
y hasta mi cuerpo parecía distinto.
Él empezará otra historia,
al menos, hasta que llegue el quinto.

                                                
                                                        Cristina López.


viernes, 12 de junio de 2015

NO ME HAS MIRADO NI UN POCO





Oigo los monstruos de todos,
sus complejos y problemas.
Escucho sus vidas gritando.
Son mil miradas ajenas.

Me intento centrar en una:
dos ojos casi cerrados,
ojos negros y distantes.
Parecen no ver el mundo,
tan sólo una nube grande.

Nube que le ciega en banda,
que no le deja ser viva o muerta,
de esas nubes que se esconden
pero no ocultan problemas.

Se te ven en la mirada
culpables y delatores.
Dejaste de tener miedo
desde que sangras horrores.

Lo tuyo no son complejos,
son monstruos de maresía
grandes como el océano,
y fueron a dar a tu orilla.

No me has mirado ni un poco,
ni sabes que yo te existo,
que me preocupo en tus ojos,
los que nunca había visto.

Miras hacia la calle
pero en realidad, ¿ves algo?
Creo que ya has visto mucho
para contar demasiado.

Ahora solo recuerdas,
o eso reflejan tus ojos
y la calle a la que miras
es un panel negro y roto.

Necesitas tener vida,
que alguien te la devuelva.
Pides a gritos auxilio,
pero al final siempre recuerdas.

Recuerdas que fuiste frágil,
pero nunca te dieron por muerta.
Miro como caminas. Adiós.
(Se cierra la puerta).
                                         
                                       Cristina López.