viernes, 11 de septiembre de 2015

UNA CARTA AL PRESENTE


El fallo fue
ponerle nombre
a todas las cosas
cuando la pasión iba armada
y la razón dejó de hablar.

Pero es un delito no morir
cuando te matan a besos
y te resucitan el alma
para callarte con versos.

Así valía la pena,
andar sin penas.
Sin necesidad de recomponerte
porque te habían compuesto
canciones nuevas.

Porque el llanto
ya no es llanto
si se ríe en la tristeza
y se llora sonriendo
en los labios que te besan.

Te hacen grande
y pequeña
y todo a la vez
y nada.

Basta con estar sentada
para escucharte durmiendo
en la silla donde las noches
se vuelven días inquietos.

Aunque decidas bajarte
jamás querré andarte lejos,
jamás olvidaré tu nombre,
jamás se marchará lo nuestro.

Siempre he pensado
que recordar es vivir de nuevo.
Yo siempre hablo en presente,
porque el pasado está muerto,
y el futuro quién sabe...

El futuro es un animal
vagando alrededor de su presa.
Impredecible e incierto.
Nadie sabe si atacará.

Por eso he decidido
hablarle a mi "yo" de ahora
escribirle una carta
que ya ha empezado a leer.

No te arrepientas de nada.
Aquello que vivió tu pasado
no importará mañana
porque tu "yo" futuro
nunca se arrepentirá.

Y lloro ahora
que lo escribo y leo
porque es incierto lo real
que puedo llegar a ser.

                         
                           Cristina López-


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