martes, 29 de septiembre de 2015

EL CHICO DE DELANTE


(Ir en Titsa no sólo aburre. A veces da inspiración).

El chico de delante
ha revisado su reflejo
unas diecinueve veces
y sigue estando ahí.

No tiene cara de asombro
frente a la misma imagen de siempre
y no deja de sorprenderse
de lo lento que va todo.

Revisa la arruga de su camiseta
y no se extraña.
Alguna mancha en los pantalones
lo mismo de siempre.

Va tan desaliñado
que da vértigo mirarle
por si su forma es el reflejo
de todo lo que le sucede.

Pone caras diferentes
pero sigue siendo el mismo,
el que deja de mirar el paisaje
para encontrarse en el abismo.

Se vuelve a mirar
y ya van veinte.
Nada ha cambiado 
a pesar de los intentos.

Con peso del remordimiento
cambia de postura
y le sonríe al reflejo
pero no lo convence.

No se ha vestido para nadie
más que para sí mismo
y no se gusta,
no se pone.

Se regala esa cara
de querer terminar la cita
pero el contrato está delante
y no lo puede romper.

Aparta la vista ahora,
no le interesa lo que diga
cuando observa su mirada
desde la primera fila.

Y se asusta
de lo injusta que es la vida
porque sólo en un reflejo
toda su vida palpita.

Se larga por la puerta
y su reflejo ya no existe.
Para mí ha acabado todo
pero a él siempre le persigue.

El chico de delante
tiene veinte versos en la mano
y aunque su reflejo ya no es mío
siento recordarlo a ratos.


                             Cristina H. López


No hay comentarios:

Publicar un comentario